Hoy va ser una entrada mas personal. No voy hablar de mi vida aquí, en EEUU. Me he levantado
nostálgica, se acerca la Feria de mi pueblo, Cocentaina, y no voy a estar allí…nos
separa mas de 8000 kilómetros de distancia.
Pensando…es la primera vez desde
que nací que me la pierdo. Porque las otras fiestas que se celebran, en algún
momento no he estado. Pero la feria es LA FERIA y eso que siempre he trabajado. Primero ayudando en el negocio de
mis padres y después en el mío propio, pero aun así he disfrutado de ella, he
salido y casi no he dormido para no perdérmela.
Para la gente que nunca ha ido o no sabe que es la Feria de Todos los Santos, voy a intentar explicarlo pero por mucho que os diga, seguro que es
mejor. Un pueblo de casi 12000 habitantes, se convierte entero en una Feria. Se
celebra desde 1346 y esta declarada de Interés Turístico Nacional.
Echo de menos los días previos a la feria; como nos
calentábamos la cabeza para preparar el escaparate de las tiendas, como
empezaban a montar las casetas del Passeig y ver las caras de los montadores de
todos los años, ver camiones y trailers por las carretera intentando
entrar dentro del pueblo, llevar a los
niños al cole y asomarnos al barranco para ver como montan las atracciones
infantiles; la noria, los autos de choque, el tren de la bruja, el dragón o el
saltamontes. Desde mi casa veía como los feriantes iban llegando con sus
caravanas o camiones que por dentro son una casa, y como un puzle iban colocándose
hasta hacer un pequeño pueblo en un descampado.
El día de antes es un caos, todo el mundo está nervioso
porque quiere montar su stand pero no puede pasar o el del lado le tapa o mil
cosas, es difícil caminar por casi ningún sitio, todos van y viene con cajas. Y
como por arte de magia todo se va colocando; los tractores primero, los coches
milimétricamente colocados, nosotros siempre teníamos delante las motos, más arriba el del vino, las
autocaravanas, las puertas de forja, los hornos de cerámica, las estufas de
pellets…
Y llega el día, te despiertas y miras por la ventana, ya hay
mas coches aparcados que el resto del año, te vistes con tus mejores galas. En
feria es fácil distinguir a la gente de fuera y los que somos del pueblo,
normalmente la gente viene preparada con buen calzado, de esport y cómodos para
caminar, sin embargo nosotros tenemos la costumbre de estrenar ropa para la
feria, y vamos monísimos y acabamos destrozándonos los pies pero esto es así y
no se puede cambiar. Por mucho que quieras madrugar siempre hay gente que
madruga mas que tú, así que cuando llegas al bar para almorzar ya está todo
lleno y con mucha paciencia esperas tomarte un café con leche y si tienes
suerte, una tostada. Siempre he visto los toros desde detrás de la barrera, veo
la feria a mediodía, por la noche o el ultimo día, que hay menos gente. El resto
estoy atendiendo a los clientes y mirando la gente pasar.
Cierro los ojos y oigo el murmullo de la gente, subiendo,
bajando, con bolsas, gente de todo tipo, de todas las edades, parejas,
familias, grupos de amigos, grandes, pequeños… Pasan las horas y sigue pasando
gente, no hay fin, entran, salen, preguntan, algunos compran.
Mi padre viene con algún queso, turrón o dátiles, y nos
cuenta las novedades de ese año, los amigos pasan a saludar, y van pasando las
horas sin darte cuenta. Cerramos un momento y comemos allí, hacemos turnos y ya
salimos por las calles a ver la feria. Realmente casi siempre es igual, año
tras año sigue viniendo la misma gente a exponer sus productos.
Nosotros siempre hacemos el mismo recorrido, bajamos el Passeig,
mirando coches y viendo lo que hay en las casetas y llegamos a los turrones,
donde es imposible no comprar. Y a partir de aquí es una locura, todos
pegaditos porque esta llenísimo de gente, visitas el Mercado Medieval, hasta el
Pla la Font donde están los animales, subes al Pla, ves un espectáculo
medieval, o de magia o de acrobacia, entras al Palau y ves las exposiciones.
Subes y pasas por el Zoco islámico en la zona del rabal y volvemos otra vez a
nuestro trabajo. Allí seguimos saludando, viene gente que solo vemos en feria y
es una alegría esos reencuentros.
Por la noche nos vamos a la zona gourmet, donde pruebas
vinos y tapas hasta aburrir, quedas con los amigos y cuando los pies ya no
pueden más, te vas pensando en todo lo que te queda por ver al día siguiente…
Y así durante tres o cinco días que suele durar la feria, desde el 1 de noviembre hasta el fin de semana mas próximo. Este año no podré estar físicamente… pero soñare con su olor, con sus ruidos,
con sus sabores… Así que mando un mensaje a todos mis amigos y conocidos que
vayan, que me manden o publiquen imágenes o vídeos de La Feria, para mi será un
regalo. Un trozo de mi corazón estará allí.
No estoy a 8000 km, sólo a 300, pero no sabes cómo te entiendo. Todo lo que has dicho es lo que siento yo cuando se va acercando la Fira. Y lo que más añoro es el previo, los días de montaje, cuando la Fira se huele y se siente. Me he perdido algún que otro día, pero todos los años la he visto. Y siempre me acuerdo de todo lo que has dicho. Y me has hecho recordar cuando íbamos a clase y veíamos cómo montaban la noria, los coches de choque... Y cómo nos decían que no nos asomáramos al barranco y terminábamos bajando por él. Eso es lo que les cuento a mis hijas, lo que les falta vivir la Fira, sentirla, notarla y, sobre todo, olerla, porque para mí la Fira se huele. Sonia, no soy de hacer muchas fotos pero las que pueda hacer te las haré llegar. Y arriba ese ánimo y disfruta Halloween, que nos lo tienes que contar en otro post. Un beso a todos. 😘😘😘😘😘.
ResponderEliminarGracias Raquel, disfruta de la Feria con tus hijas que de mayores siempre se acordarán. Espero tus fotos!! Besos!!
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