domingo, 29 de septiembre de 2019

Chicago y el inicio de nuestro 3º año en EEUU


Se terminaron las vacaciones en España, después de tres meses de disfrutar de nuestra tierra con nuestra gente. Y digo DISFRUTAR, con mayúsculas, porque eso hemos hecho y sobre todo de las cosas sencillas. De las comidas, de los paseos, del estar con la familia, de la montaña, de quedar con unos y con otros, de las fiestas, de los interminables cafés, de los planes improvisados, de las cenas hasta las tantas, de ir al mercado con mi padre, de estar en la tienda con mi hermana, de estar con mis sobrinos, de las comidas de los sábados y los domingos con los nuestros, de polisixto... de cosas tan banales que hacíamos antes y que ahora valoramos tanto. Y es que volver a nuestra zona de confort unos meses al año nos recarga las pilas, porque está muy bien y muy de moda eso de salir de tu zona de confort, para aprender de las dificultades, pero cuando vuelves a tu casa, a tu hábitat que tan bien conoces, te das cuentas que viene bien un poco de relajación  y todo lo ves con otros ojos, sabes apreciar más todo lo que tienes.


Pero como todo lo bueno no dura para siempre, hay que seguir, volver al trabajo a la rutina y a nuestra aventura por los EEUU, que tampoco se está tan mal. Para hacer esa transición mas llevadera, decidimos aprovechar nuestra escala en Chicago para visitar la ciudad. 
Salimos de Barcelona con destino Chicago, llegamos por la tarde y entre maletas, recoger coche de alquiler y cansancio del viaje , decidimos ir directos al hotel y madrugar para aprovechar el día, que ya conocemos el yet lag que se padece a la vuelta de España. En efecto a las 4 de la mañana ya estábamos todos con los ojos como platos, y hasta las 6 no daban el desayuno. Fuimos los primeros, así que sobre las 7 a.m ya estábamos rumbo al centro de Chicago. 


Primera parada al centro neurálgico de la ciudad, al parque  "Millenium Park", es enorme y tiene muchas cosas para ver. Nosotros fuimos primero a la fuente "Buckingham Fountain", es considerada una de las fuentes más bonitas del país. Lo verdaderamente interesante de la fuente son las vistas que se tienen del skyline de Chicago desde ese punto, además en teoría hay espectáculos de luces y sonido acompañados por enormes chorros de agua que alcanzan los 40 metros, que hacen cada hora desde las 9 a las 22. Nosotros  no vimos ni los chorros, ni las luces,  ni la música, eran las 7:30 de la mañana...a cambio tuvimos la suerte de visitar el parque casi para nosotros solos, cero aglomeraciones.


De lo que mas nos impactó fue Crown Fountain, una placita rectangular flanqueada por dos enormes torres con pantallas led donde van apareciendo caras de personas. Lo mejor es que cada rato de sus bocas salen enormes chorros.


Y llegamos a la atracción más famosa de la ciudad: “The Bean”, aunque su nombre de pila es “Cloud Gate”, popularmente se lo conoce como The Bean, por su característica forma una judía. Esta obra de arte espejada captura la atención de los visitantes que se reflejan en ella. Si queréis sacar una buena foto os recomiendo visitarlo bien temprano por la mañana, antes de que se llene de gente.  


Al lado del Millennium Park, se encuentra el Instituto de Arte de Chicago, uno de los museos más importantes y antiguos.Frente al museo, fuimos en busca de una curiosidad: el cartel que marca el inicio de la mítica Ruta 66, que empieza en Chicago y termina en Los Ángeles, y podemos decir hemos estado en los dos sitios.



Seguimos caminado por las calles de Chicago, hasta llegar a River walk, un paseo al lado del río muy agradable que nos llevó al Navy Pier. Navy Pier es un muelle convertido en una atracción turística de donde parten embarcaciones que recorren el Lago Michigan mostrando la arquitectura de la ciudad, y allí se encuentran varios juegos típicos de feria, como una noria y un carrusel junto a un centro comercial con unos jardines interiores alucinantes. Comimos en la pizzería, que tanto nos habían recomendado; Giordano’s, son autenticas bombas pero están buenísimas, sería totalmente lo contrario a una pizza extrafina, hay que probarlas y recuerda no pedir mucha cantidad.


Con las pilas cargadas fuimos a ver la conocida playa de Chicago, Oak Street, es una playa de agua dulce, con hamacas, sombrillas, arena y hasta con un chiringuito con el nombre de "Caffe Oliva". 


Y de allí nos fuimos al tercer rascacielos mas alto de Chicago; la Torre Hancock, que tiene una de las mejores vistas de la ciudad y del lago Michigan. hay dos opciones subir al observatorio de 360º situado en la planta 94, y vale unos $35 o subir al Bar de la planta 96 con cristales panorámicos y solo pagas lo que consumas, nos hicimos un refresco cada uno y nos costó como una entrada al observatorio, bastante más económico y mas relajado. 

Seguimos visitando el Teatro de Chicago, Unión Station y cuando el sol se escondió volvimos a The Bean, para ver Chicago de noche reflejado en la judía, totalmente recomendable. Cenar, y a dormir.

Nuestro último día en Chicago fue mas relajado, por la mañana visitamos el Lincoln Park Zoo, volvimos al Dowtown para volver a callejear por una de las ciudades más “caminables” de Estados Unidos, los rascacielos nunca desaparecen y hay algunos que te hipnotizan, como los edificios de las  Marina Towers,  en sus primeras plantas: son las que están destinadas a los aparcamientos y solo verás la parte trasera de los coches, al parecer tienen aparcacoches profesionales para clavar el coche en su sitio, para que nadie se quede con el acelerador a fondo y salga volando. En el Pabellón Jay Pritzker, también conocido como “La Concha Acústica¨ pudimos disfrutar de un concierto, es al aire libre y tiene una acústica brutal.

Antes de llegar al aeropuerto paseamos por el barrio chino de Chicago, pero después de estar por el de San Francisco parecía mas  pequeño . Y con estos días por Chicago dimos por finalizas nuestras vacaciones de verano.

Ahora empezamos un nuevo curso, con amigos que siguen en esta aventura, con otros que ya no están y los echamos de menos...y con gente nueva que empieza una nueva etapa aquí en Austin. En el siguiente post os cuento todas las novedades que tenemos en este nuevos curso escolar.





jueves, 14 de febrero de 2019

Road Trip por la Costa Oeste - California



Nuestro viaje al estado a California nos ha sorprendido gratamente, teníamos muchas ganas de visitar esa zona de EEUU que tanto hemos visto por televisión y no nos ha defraudado. Un viaje de acantilados salvajes, árboles gigantes, ciudades variopintas, playas para todos los gustos y parques nacionales inmensos.

Día 1. Austin - San Francisco

Cogimos un vuelo de Austin a San José muy temprano, y con el cambio de hora llegamos a las 9 am, perfecto para aprovechar todo el día. Después de coger un coche de alquiler nos dirigimos a San Francisco, y lo primero que hicimos es dirigirnos al Golden Gate, el puente más representativo de la ciudad y  por supuesto estaba con niebla, aun así impone. Realmente sorprende cruzar los tres kilómetros por esa estructura de metal roja suspendida en el aire, tiene aceras a los lados para poder cruzar andando o con bici. Paramos en uno de los miradores que hay para ver el puente. Nos hicimos alguna foto y como ya habíamos pasado al otro lado, fuimos hacia Sausalito, un puerto pesquero con casa flotantes que nos encantó. Comimos en un mexicano muy típico, unos tacos de marisco deliciosos. Y seguimos hacia al parque nacional Muir Woods, es asombroso que a tan solo 20 minutos de la ciudad de San Francisco se encuentre este impresionante bosque de imponentes sequoias, árboles tan altos como edificios y perfectamente cuidado, muy recomendable. 

Al volver paramos en el típico mirador para hacernos la foto con el Golden Gate de fondo, había mucha niebla, pero puede que la vez que menos de los días que estuvimos allí. Aquel lugar nos recordó a la película del Planeta de los Simios y es que se rodó allí. De allí visitamos el Palacio de las Finas Artes, un palacio que podriamos pensar que estamos en Roma o Grecia y no en San Francisco. Estaba lleno de novios haciéndose fotos y es que era de postal. Y ya de camino al hotel no pudimos evitar pasar por el barrio Alamo Square y sus Pantied Ladies, la famosa casa de "Padres Forzosos", para los de mi época y para los más jóvenes "Fuller House".



Día 2. San Francisco
Nos levantamos pronto, porque teníamos las entradas para visitar la Prisión de Alcatraz a primera hora, y pudimos disfrutar de un amanecer precioso delante de una bahía donde teníamos el hotel. Aparcamos sin problemas en una calle cerca del Pier 33, donde sale el barco que nos llevaría a Alcatraz, pero no pudo ser, nos dijeron que al haber tanta niebla debido a los incendios, cancelaron las visitas al cerrar los parques naturales. Solo ofertaban una excursión con barco alrededor de la isla, y después de la desilusión, aceptamos barco… e hicimos el tour. Dimos la vuelta a la isla, que impresiona, supongo que ver la prisión por dentro aun sería mas impactante. Pasamos por debajo del Golden Gate, estuvo bien, aunque nos hemos quedado con la espinita.



Y de allí fuimos al famoso Pier 39, un muelle lleno de restaurantes y tiendas, donde podrías pasar horas y horas. Desde allí se pueden ver cientos de los leones marinos, quedamos hipnotizados, parecía que estaban posando. Y para comer fuimos al  Fisherman’s Wharf, otro muelle con mucho encanto, para probar el clam chowder. Es una sopa de patatas y almejas que se sirve en un pan redondo que hace las veces de cuenco y que puedes comerte, nos pusimos las botas. Y aquí acabó nuestro gran día, porque al regresar al coche, nos encontramos con la luna trasera rota del coche y nos habían quitado una mochila con una chaqueta, que nos habíamos dejado. Después de llamar a la empresa del alquiler del coche y a la policía, fuimos al aeropuerto y nos cambiaron el coche. Así que con el susto en el cuerpo, regresamos al  hotel.


Día 3. San Francisco – Monterey

Madrugamos para ver si la niebla nos daba una tregua, y subimos a la colina de Twin Peaks, donde se ve toda la ciudad, pero fue imposible, había mas niebla que nunca. Así que volvimos a bajar y visitamos el Barrio de Castro, el centro de la comunidad gay, lleno de banderas multicolor por todos lados y un ambiente agradable y abierto. Pasamos por Little Italy, zona llena de restaurantes y locales italianos y fuimos al Barrio Chino, impresionante, era como si nos hubiéramos teletrasportado a China. Otro sitio que nos sorprendió fue el barrio Haight Ashbury, con tiendas con temática de los años 70. Y volvimos al barrio de San Francisco más icónico, Alamo Square. Una zona colorida que se caracteriza por sus casas victorianas con sus jardines verdes y elegantes, las "The Painted Ladies". A comer fuimos al Dowtown de San Francisco, y sobre todo para el postre visitamos la famosa chocolatería Ghirardelli. Y como final, flipamos con las curvas empinadas de Lombard Street, posiblemente la calle más emblemática de San Francisco, con sus míticas curvas cerradas, su trazado serpenteante, sus flores y sus coches esperando el turno para bajar por ella.




Nos despedimos de San Francisco, sabiendo que volveremos a esta ciudad que nos ha gustado muchísimo pero queremos disfrutarla sin niebla a poder ser. En menos de dos horas, llegamos a Monterey, donde pudimos ver el atardecer en la playa y mojarnos los pies. Después dimos un paseo por Cannery Row, es la parte más céntrica y turística de la ciudad. Y al hotel a descansar.

Día 4. Monterrey – Los Ángeles
Este día lo dedicamos a cruzar la Costa del Pacifico bordeando toda la costa, y teniendo varias paradas establecidas para admirar las playas y las vistas panorámicas. Y   ha sido de lo mejor del viaje, hemos disfrutado de los paisajes, de los acantilados y de la tranquilidad del poco tráfico que te encuentras. Paramos en Point Lobos Natural Reserve, es una reserva natural que consta de unas formaciones rocosas que salen del mar y que forman un paisaje muy bonito con el verde de la vegetación. A veces se pueden ver ballenas y leones marinos, aunque cuando fuimos solo vimos leones marinos. El recorrido se conoce como el Big Sur y se localiza a lo largo de la carretera escénica californiana Highway 1. Visitamos Carmel By The Sea que tiene una playa espectacular rodeada de mansiones y encantadoras casitas, que parecen sacadas del cuento “Hansel y Gretel”. En San Luis Obispo paramos a ver un hotel llamado Madona Inn, no lo puedo explicar con palabras, la extravagancia llevada a la máxima potencia. Es como si hubieran encargado la decoración a Dalí, a Agatha Ruíz dela Prada, a la Barbie, a Pedro y Pablo Picapiedra y juntos.


Paramos a comer en Solvang, un pueblo fundado por un grupo de daneses, la ciudad tiene un buen número de panaderías, restaurantes y comercios que hacen que por momentos parezca que te encuentras en una población escandinava, cuando en realidad estás en medio de California. La arquitectura de muchas de las fachadas y edificios refleja el estilo tradicional danés e incluso hay una copia de la famosa estatua de la Sirenita de Copenhague. Y finalmente llegamos a Santa Bárbara es la última localidad importante antes de llegar a Los Angeles, en la que dormimos. Su origen es otra de las misiones fundadas por los españoles en California, por eso la arquitectura de Santa Bárbara deja entrever una clara influencia española. Su muelle, el Stearn Wharf, es una de las principales atracciones de Santa Bárbara junto con las extensas playas que lo rodean. Vamos, que no nos importaría vivir por aquí.

Día 5 Los Ángeles- San Diego
Este día lo dedicamos a ver Los Ángeles, que aunque mis hijos tenían unas ganas enormes por verla, todos los comentarios de la gente que había venido eran negativos como, que es muy grande, que se pierde mucho tiempo al volante, que hay muchos atascos, que es una ciudad muy fea, que no hay mucho que ver… Es verdad que Los Ángeles es la ciudad menos atractiva, pero Los Ángeles es la Meca del cine, una ciudad que ha convertido sus calles en escenarios de película. Y si te organizas la ruta bien lo puedes ver todo en un día, como hicimos nosotros.


Empezamos por la mañana en muelle de Santa Mónica, que se adentra en las aguas del Pacífico durante una milla,  3 millas de arena, chavales atados a su tabla de surf, archiconocidas casetas con sus musculados socorristas. En el Pier, donde Forres Gump empezó a correr, finaliza la ruta 66 (ruta que estamos estudiando para un próximo viaje…). Y de allí fuimos a ver Venice Beach, y su barrio con canales al mas puro estilo de Venecia, con unas casa ideales donde no dejas de reconocer que nos encantaría tener una casa aquí pero que va a ser imposible por mucho que ahorremos, soñar es bonito y mirar es gratis. En Venice beach también te encuentras la playa de los músculos o muscle beach, y pasas de anhelar casas a anhelar cuerpazos.


Siguiente parada fue visitar Beberly Hills, no hicimos el tour de las mansiones de los famosos, aunque me quedé con las ganas de ver la casa de Sensación de Vivir o del Principe de Bel Air. Si que nos hicimos la foto en el cartel y pasamos por Rodeo Drive, una de las calles comerciales de Beverly Hills más conocidas y más lujosas de la ciudad. Para los terrícolas de a pie, esta calle es famosa por la película Pretty Woman. Y de allí a ver el Paseo de la Fama, kilómetros de estrellas del cine, de la música, de series de televisión e incluso de dibujos animados. Hay varios teatros, el más conocido es El Grauman Theatre  de estilo chino. No tiene nada especial que ver. Lo realmente curioso se encuentra justo delante, con las huellas de pies y manos en el suelo de algunas de las estrellas del celuloide más famosas.



Por supuesto fuimos a Hollywood Boulevard, un buen lugar desde donde poder divisar el famoso letrero de Hollywood, que no es más que un cartel. La tarde la dedicamos al Dowtown, pasamos por el Ayuntamiento, la Gran avenida con el Walt Disney Hall y el edificio Dorothy Chandler Pavillion y también pudimos entrar en la Catedral de Nuestra Señora de Los Ángeles, una catedral totalmente diferentes a las nuestras, muy moderna.



Y aun tuvimos fuerzas para conducir dos horas y plantarnos en San Diego, cenar y dormir, que nos lo habíamos ganado.

Día 6. San Diego

Empezamos en Sunset Cliffs Natural Park, un precioso parque al lado del mar con unas vistas increíbles, de allí fuimos a La Jolla Cove, una cala en la que hay diferentes playas para practicar todo tipo de deportes, desde surf, submarinismo o natación. Nos dijeron que su fondo marino es muy rico, y es un punto de atracción para actividades subacuáticas, aunque nosotros no lo comprobamos pero si nos echamos fotos junto a cientos de morsas que descansan tranquilamente tumbadas al sol. De allí fuimos a Pacific Beach en Crystal Pier, la playa surfista por excelencia de San Diego, donde nos relajamos un buen rato, mis hijos acabaron bañándose, la temperatura era buena pero el agua esta congelada.
Comimos y por la tarde fuimos a La Isla de Coronado es realmente una ciudad dentro del Condado de San Diego. Para cruzar a Coronado Island pasas por un puente conocido comúnmente como Puente del Coronado, que cruza la Bahía de San Diego. Las vistas mientras se cruza en coche son impresionantes, tanto de la isla de Coronado, como de la ciudad de San Diego. Es una de las zonas más caras por su ambiente exclusivo. Uno de los mayores atractivos es el mirador hacia la Bahía de San Diego, desde donde se puede disfrutar del espectacular skyline de la ciudad.

Para cenar fuimos al famoso barrio Gaslamp Quarter, ubicado en el Downtown, es una zona con tiendas y restaurante y un gran ambiente,  por la noche está iluminado por las farolas de gas que encontramos en las aceras. La entrada principal se encuentra en el cruce de la Quinta avenida con la calle L, donde encontramos el famoso arco que nos invita a pasar y a descubrir todo lo que esconden sus calles. Vimos un restaurante español, llamado Sevilla con su jamoncito y sus croquetas…mmm

Día 7. San Diego – Austin
Hoy nos quedaba toda la mañana para seguir disfrutando de San Diego y fuimos primero a visitar el Parque Balboa, se trata de un gran y extenso parque cultural de de 4,9 km2  y que acoge una múltiple oferta cultural y lúdica con en 15 museos, teatros, jardines, restaurantes, el Zoo de San Diego o zonas para practicar todo tipo de deportes. Nosotros lo recorrimos con los famosos patinetes, y sí, seguimos vivos.


También visitamos en el puerto donde la vinculación de San Diego con el ejército y la marina de los Estados Unidos tiene su mayor expresión en el antiguo portaaviones USS Midway, convertido hoy buque museo desde 1992. Fue el barco de guerra más grande del mundo hasta 1955. Enfrente del portaaviones nos encontramos con la famosa escultura “Unconditional Surrender” que representa la Historia del Beso.

Nos despedimos de esta ciudad donde tienen el clima perfecto, playas espectaculares, ambiente tranquilo pero a la vez inquieto y emprendedor, rascacielos en el downtown y una conducción muy fácil y cómoda.


Y este ha sido nuestro viaje por la Costa Oeste que hicimos en Thanksgiving, las vacaciones que tenemos por Acción de Gracias, he tardado en publicar el post, porque he estado muy ocupada por trabajo y estudios, pero no quería dejar de plasmar aquí este viaje que ha sido todo una experiencia para nosotros y no vamos a olvidar. Y también para ayudar y dar ideas si alguien tiene pensado una ruta similar, espero que os sirva.

See you soon!!